
En los días previos se venía especulando sobre el posible pacto de no agresión entre ambos conjuntos. Pocas novedades en ambos once jugadores iniciales de cada uno, salvo alguna rotación. El derbi valenciano comenzó sin intensidad. Fue en esos momentos iniciales donde más cerca estuvo el Levante de marcar en la primera mitad. Ocasiones de Felipe Caicedo y Sergio Ballesteros para los visitantes y una oportunidad difícil de fallar para Miguel Brito. Lo que más destacó en la primera mitad fue una dura entrada de Xisco Nadal sobre Roberto Soldado que fue castigada con expulsión directa del jugador levantino. El Valencia despertó de su letargo a falta de diez minutos para el final y estuvo a punto de adelantarse. También pudo hacerlo el Levante pero Caicedo estrelló el balón en el poste. Otra expulsión marcó el encuentro. Ésta vez fue para el entrenador del Levante Luís García. Algo le dijo el preparador a Teixeira Vitienes que este le expulsó sin dudarlo. Empate a cero y dos expulsiones era el resumen de la primera mitad.
El segundo acto comenzó con los equipos con la misma disposición no tomar riesgos. El Valencia siendo un hombre más en el campo no aprovechó esa ventaja numérica y afrontó la segunda mitad como un mero trámite que le daría la clasificación directa a Liga de Campeones. A penas había jugadas de peligro. Todas transcurrían con pausa por el centro del campo sin que nadie quisiera tener la pelota. Solo quedaba esperar a que el arbitro pitara el final del partido y la consecución de los objetivos. El trámite pasó sin ningún hecho destacable mas que el juego limpio y aburrido que se estaba viendo en Mestalla. Por fin se pitó el final y ambos conjuntos celebraron haber logrado sus metas. Champions y permanencia, premios más que merecidos por una temporada larga y dura que, ahora si, tiene su recompensa.
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