Arsenal y Barcelona parecen condenados a entenderse en el fichaje de Cesc y esta semana podría ser, por fin, de una vez, la definitiva para que se cierre el traspaso del centrocampista al club azulgrana. Las posturas entre ambas entidades se han acercado y Guardiola ha confesado a sus allegados que es optimista y que cree que Cesc está al caer.
El viaje de Bartomeu y Sanllehí el pasado viernes a Londres ha sido crucial. El vicepresidente deportivo y el director general del Barça presentaron una nueva oferta por el jugador catalán, nada menos que 36 millones de euros, cuando la anterior no llegaba a los 30. La mejora sustancial de la oferta ha agradado a los dirigentes londinenses, que tienen ya pocos argumentos a los que agarrarse para asegurar la continuidad de Cesc en el Arsenal.
El jugador, con su postura, ha ayudado a que Wenger relaje su la suya y ya no considere inconcebible su marcha. Pese a que la versión oficial es que el centrocampista sufre unas molestias musculares, ha llamado la atención su ausencia en el último amistoso que disputó su equipo en Colonia el sábado. Cesc ya se perdió la gira asiática y Wenger apostó hace una semana porque el jugador estaría seguro en Alemania, cosa que no sucedió.
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