Se las prometía felices el Atlético de Madrid en El Sardinero cuando desde el primer minuto de partido comenzó a llegar con claridad al marco contrario. La superioridad era absoluta y el gol parecía cuestión sólo de tiempo. Sin embargo, una, dos, tres, cuatro... las ocasiones iban llegando y la bola no entraba en la portería de los cántabros. 
Pocos recuerdan un partido de fútbol con tantas y tan claras ocasiones de gol y que terminara con el resultado de empate a cero. Para muchos, incomprensible. Sin embargo, en Santander si encuentran una explicación, o por lo menos, un responsable. Toño protagonizó quizás el mejor partido de su vida. 
El cancerbero local se convirtió en el gran héroe de su equipo evitando lo que podría haber sido una goleada de escándalo. Más o menos, unos diez paradones de escándalo que pusieron El Sardinero patas arriba. Radamel Falcao y Adrián no sabían como superar al portero, y para colmo, en un par de ocasiones en las que sí lo hicieron, se estrellaron contra la madera. El Atlético de Madrid terminó desesperado y dejando escapar con vida a un rival que tenía noqueado desde el primer minuto.
El conjunto del Cholo Simeone mereció mucha más recompensa, pero se tuvo que conformar con un punto que le permite seguir enganchado a los puestos de competición europea. Para el Atlético de Madrid, a tenor de lo visto sobre el césped, el empate supo a derrota, y para el Racing de Santander, el punto es gloria.
Por cierto que el técnico argentino del conjunto rojiblanco sigue sin conocer la derrota desde que se hizo cargo del banquillo colchonero. En seis partidos, tres victorias y tres empates. Además, ni un solo gol encajado... eso sí, encadena dos encuentros sin marcar.
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