
Los de Pep Guardiola salieron en tromba sabiendo que con la victoria del Real Madrid en El Molinón estaban obligados a ganar para que a una semana del clásico la distancia que les separa del líder no aumentase.
Conscientes de que no podían cometer errores, los azulgrana aprendieron la lección de la derrota cosechada ante el Getafe en el Coliseo Alfonso en la que pese a tener el dominio absoluto del control del balón no supieron materializar sus ocasiones y salieron desde el inicio a mover la pelota y crear espacios con los que tener ocasiones de gol.

A partir de ahí, con un Levante intentando llegar a la portería rival al contragolpe, el Barça siguió siendo dueño y señor de la posesión del balón llegando con facilidad al área de los valencianos aunque sin inquietar al portero granota.


Tras una de las típicas jugadas del FC Barcelona en la que mima y marea el balón mediante toques y triangulaciones, el canterano Cuenca lograba a los 37 minutos el tercer gol azulgrana con un disparo fuerte y raso que entraba por la izquierda de la potería de un impotente Munúa.
Poco más en una primera parte en la que Valdés apenas tuvo actividad a excepción de una acción de Koné, a cinco minutos del final del primer tiempo, que se quedó solo ante el único portero de la Liga que sigue sin encajar goles en su campo.
Un Barça relajado con los tres goles a favor permitió al Levante llevar la manija del partido durrante los primeros minutos de la segunda mitad, consiguiendo los granotas poner en apuros al guardameta Victor Valdés que tuvo que hacer una gran estirada en el minuto 53 tras un disparo de Asier del Horno.
Con un Levante echado hacia adelante para buscar al menos el gol de la honra, los chicos de Guardiola supieron aprovechar los espacios para crear nuevas ocasiones y lograr el cuarto gol, obra de Messi, tras un sensacional pase de Dani Alves.
La manita al Levante no tardo en llegar y fue el chileno Alexis Sánchez quien consiguió el quinto para los azulgrana ayudado de la espalda de Del Horno para que el balón entrara en una especie de vaselina sobre un inmóvil Munúa.
A falta de treinta minutos para que terminara el encuentro, los de Guardiola disfrutaron todavía de claras ocasiones de gol en las botas de Alexis, Cuenca, Messi o Pedro, pero el balón no quiso perforar más la portería rival.
Al final, manita al Levante antes del Clásico
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